Ubicada en una zona industrial, la farmacia São Francisco Xavier es un fiel reflejo de su entorno. En este espacio hemos tratado de preservar el carácter original del edificio destacando la estructura y los elementos metálicos presentes en el techo. Componentes de diseño que utilizan luz natural y color para crear un juego de sombras que hace que los pacientes se sientan como si estuvieran bajo un árbol.
El diálogo entre los diferentes colores, texturas y materiales da lugar a una atmósfera inmersiva que se comunica directamente con un público objetivo más joven. Al entrar, el espacio infantil de esta farmacia salta inmediatamente a la vista, llamando la atención de los más pequeños. Aquí, la fachada con grandes ventanas permite la entrada de luz natural, haciendo el lugar más cálido y agradable.
Desde un punto de vista funcional, la nueva configuración del espacio permite separar las zonas abiertas al público (zonas de exposición y de recepción, sala de confidencialidad y baños) de las utilizadas por el equipo de farmaceuticos (reserva y zona técnica).
Aunque cada área de exposición tiene un aspecto único, todas han sido diseñadas para crear coherencia entre la arquitectura existente y la nueva composición del espacio. La forma orgánica de los espejos fijados en la zona de dermocosmética tiene su inspiración en los elementos encontrados en la naturaleza, de acuerdo con el concepto general de este diseño.
Notas de creatividad e innovación
Para nosotros era importante que la creatividad y la innovación estuvieran presentes en cada detalle. Así, al elegir una paleta de colores claros, pudimos destacar la calidad de los materiales y acabados.
El suelo cerámico de las zonas «Naturaleza & Dermocosmética» ayuda a atraer la atención de los pacientes, transmitiéndoles una sensación de confort que se extiende por todo el espacio.
En la zona de servicio, se diseñaron los mostradores de esta manera para satisfacer las necesidades de higiene y esterilización, sin comprometer la estética general del resto de la farmacia. Sus estantes ovales dan continuidad a la geometría presente en el techo, comunicando una idea de infinito y plenitud.